¿Quién soy yo?
Una cabra
que no habla,
que no dice ni palabra.
¿Por qué no?
Si algo digo,
imagino
que nadie me va a entender
el mi lenguaje caprino;
pero si alguien
me pregunta o habla o dice
que de mí quiere saber,
contesto con un balido:
¡Béee!
No está mal ese poema, ¿verdad? Sobre todo si se piensa que es el primero que ha salido de mi cabeza. Alguien dirá que por qué me he escogido a mí misma como sujeto de mi primera obra poética; por dos razones: la primera es que me resulta más fácil hablar de mí misma que de otras cosas; la segunda es que si Walt Whitman —que también era poeta— se cantó a sí mismo, ¿por qué no lo puedo hacer yo?
La idea de hacer poesía se me ocurrió no hace mucho; escuché de labios de la gente un par de frases que me llamaron la atención y, combinando las dos (aunque la primera de ellas no me gusta un pelo), decidí ponerlas en práctica.
Como supongo, lector, que quieres saber qué frases son, no te hago esperar: Fulano está como una cabra (que la gente usa para decir que alguien está chiflado o loco, lo que es lo mismo) y De poeta y de loco, todos tenemos un poco. Bueno, pues yo me dije: «Si por ser cabra soy loca y todos tenemos algo de poeta y de loco, ¿por qué no hago versos?» Y ya has visto mi primer poema, lector.
Hace unos días, en un banco no muy lejos de aquí, estaba sentada una pareja de novios y él le estaba leyendo a ella algunas poesías de un libro pequeño.* Y una me gustó tanto, que me gustaría haberla escrito yo. A ver si la recuerdo completa... ¡Ah, sí!
—¿Qué es poesía?—, dices mientras clavas en mi pupila en pupila azul.
—¿Qué es poesía? ¿Y tú me lo preguntas? Poesía... eres tú.
¡Qué sencilla!, ¿verdad? Pues así quiero yo que sea mi poesía. Y no me van a faltar temas... porque cualquier tema es poético si cae en manos de un poeta. Yo recuerdo ahora un poema «al cubo de la basura» (sí, eso es):
Tu curva humilde, forma silenciosa,
le pone un triste anillo a la basura.
En ti se hizo redonda la ternura,
se hizo redonda, suave y dolorosa.Cada cosa que encierras, cada cosa
tuvo esplendor, acaso hasta hermosura.
Aquí de una naranja se aventura
la delicada cinta temerosa.Aquí de una manzana verde y fría
un resto llora zumo delicado
entre un polvo que nubla su agonía.Oh, viejo cubo sucio y resignado,
desde tu corazón la pena envía
el llanto de lo humilde y lo olvidado.**
Es estupendo, a pesar del objeto que lo inspira, ¿no? Yo creo que para escribir poesía sólo hace falta tener algo que decir... y saberlo decir poéticamente. Voy a escribir ahora un poema inspirado en...
La cabra se queda pensativa un rato; cambia de postura, después se levanta y da unos pasos de acá para allá. Se vuelve a echar.
Pues... no se me ocurre nada. ¿Es que no soy poeta? Pero yo escribí un poema, ¿no? A lo mejor es que hoy no estoy inspirada. O a lo mejor es que, como dijo otro poeta:
Hoy tengo las ideas arrugadas
como un viejo papel.
Es que anoche soñé cosas muy raras
y ahora no recuerdo lo que fue.
Y tengo las ideas arrugadas
como un viejo papel.***
Poema que me viene muy bien para decir lo que me ocurre: que tengo las ideas arrugadas. Lo de soñar cosas raras... yo dormí anoche muy bien y no recuerdo haber soñado nada.
En fin, voy a rumiar ideas y comida y mañana será otro día.