palomoPalomo de ciudad

Yo vivo en la ciudad. Nací en ella y no conozco más que esta calle, mi calle, y sus alrededores.

Un día, no hace mucho tiempo, fui un poco más lejos de lo que acostumbro y me encontré de pronto en una plaza con muchos árboles, una estatua y bancos en los que había gente sentada al sol: madres con niños, parejas de novios, turistas con pies cansados de tanto andar, viejos leyendo periódicos que habían cogido de alguna cesta de la basura...

Muchachos de diez, doce años o algo más, corrían jugando y gritando o, lo que es peor, persiguiendo a todo pájaro que se posaba sobre el suelo o sobre algún banco vacío.

Algunas personas llevaban comida que lanzaban al aire a puñados y por la que nos peleábamos los gorriones y nosotros los palomos.

Y si nos descuidábamos unos u otros, las ardillas, que son tan rápidas, se llevaban la mejor parte de todo antes de que pudiéramos hacer nada por evitarlo.

Lo pasé tan bien allí que, hablando con un gorrión que me dijo que iba de paso —buscando un pueblo pequeño y en el campo, pues vivir en la ciudad no le gusta—, se hizo de noche y tuve que volver volando a oscuras por encima de los altos tejados —nunca vuelo por calles iluminadas con luz eléctrica hasta el sitio donde vivo: el piso veintidós del edificio de un banco en pleno centro de Filadelfia.

No pude dormir esa noche pensando en las cosas que me dijo mi amigo el gorrión —¿dónde estará ahora?—, que tenía mucha experiencia y era muy inteligente.

Me habló de lo bueno que es vivir en un lugar pequeño, rodeado de campos sembrados de maíz, de trigo y de otros cereales; con arroyos donde el agua corre limpia y fresca; con árboles y plantas de muchas clases por todas partes.

Además, según él, la gente de esos lugares, acostumbrada a vivir con animales, vive y te deja vivir.

—¡Qué bien se está en un sitio así!—exclamó. ¡Se puede ver el cielo limpio y claro desde todas partes!

Yo le interrumpí:

—Pues la ciudad no está tan mal; o, al menos eso me parece a mí.

El viejo gorrión me miró fijamente unos momentos sin decir «ni pío» perdón por el chiste— y después continuó hablando.

Me dijo muy serio que hasta hacía unos días yo había sido sólo un pichón y que, naturalmente, yo no tenía experiencia ni sabía lo que pasaba más allá de mis narices. Como tenía razón, cerré el pico.

Y entonces le llegó la hora de abrir el suyo. Me dijo que no es lo mismo ver el cielo como a través de un cristal limpio que verlo lejano y oscurecido por el humo que te separa de él; que vivir rodeado de árboles y de plantas no es lo mismo que estar rodeado de cemento, acero y cristal; que no es lo mismo respirar el aire puro de los espacies abiertos que morir respirando el aire viciado de la ciudad; que hay mucha diferencia de beber el agua pura de un arroyo, o bañarse en ella, a mojarse con agua limpia solamente cuando llueve y beberla sucia o bañarse en los charcos sucios de la calle; que no es lo mismo el silencio del campo, en el que se oye a los otros pájaros cantar o al viento sonar en las ramas de los árboles, que el ruido insoportable —mezclado con olor de gases de automóviles, autobuses y camiones que, además, si te descuidas te aplastan en menos que canta un gallo.

Muchas más cosas dijo y pocas o ninguna buena de la ciudad.

Esto ocurrió hace una semana, día más o menos, y desde entonces no hago más que mirar con atención a mi alrededor; ahora creo que mi amigo el gorrión tenía razón. A mí me gustaría también irme de aquí, volar lejos... Pero no sé qué hacer o cómo, adónde ir, adónde... si decido hacerlo.

Si mi amigo el gorrión pasa de nuevo por aquí o viene a visitarme (que todo es posible), ¿quién mejor que él podría darme un buen consejo?

CUESTIONARIO

  1. ¿Dónde vive el palomo y desde cuándo?
  2. Describa la plaza a la que fue el palomo.
  3. Si frecuenta usted alguna plaza , o algún parque, describa qué tipos van allí con más frecuencia y lo que hacen.
  4. ¿Se divirtió el palomo en la plaza?
  5. ¿Estuvo mucho tiempo allí? ¿Qué hizo?
  6. ¿Cómo regresó al lugar donde vive? ¿Por qué?
  7. ¿Por qué no pudo dormir esa noche?
  8. ¿De qué hablaron el viejo gorrión y el palomo?
  9. ¿Qué opina el gorrión de1 campo? ¿Y de la ciudad?
  10. ¿Se decide el palomo por el campo o por la ciudad?

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